Virgen de Urkupiña

www.guiadebolivia.com.ar ©

Carnaval de Oruro

El Carnaval de Oruro es una celebración religiosa y un proceso cultural de interculturalidad e intangibilidad que rebasa los 2000 años de antigüedad que por medio de la creatividad, la continuidad y la ritualidad que llegó a constituirse en un modelo de “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad” declarado por la Unesco)capaz de generar manifestaciones culturales parecidas en otros espacios geográficos.

La fiesta de Ito fue transformada en ritual cristiano, la Virgen Candelaria (Virgen del Socavón) celebrada el 2 de febrero, y la tradicional “lama lama” o “diablada”, se convirtió en el baile típico y principal de Oruro en Bolivia.

A lo largo de la festividad participan más de 48 conjuntos folklóricos distribuidos en 18 especialidades de danzas que realizan su peregrinación hacia el Santuario del Socavón cada sábado de carnaval en la tradicional “entrada”.

En la actualidad la celebración se realiza en la ciudad de Oruro, la cual es considerada la capital folclórica de Bolivia.

En el Carnaval de Oruro aun conviven la religión pagana y la católica, mostrando ante el mundo su sincretismo religioso único, tres días antes al sábado de peregrinación hacia el santuario del socavón por parte de los 48 conjuntos, la gente visita al cóndor y una semana después la a la víbora al sur de la ciudad, el sapo al norte y al este los arenales (hormigas).

Esta celebración parte de la estructura temporal lluviosa del altiplano (jallupacha) que se inicia con los rituales de Noviembre relacionado al culto de los muertos en “Todos los Santos” (siguiente semana el primer convite del carnaval), periodo que se extiende hasta Febrero (Entrada de peregrinación hacia la Virgen del Socavón).

Las más importantes celebraciones se centran en el Santuario del Socavón. Son 18 las especialidades de danzas, siendo 48 los conjuntos folklóricos inscriptos en la A.C.F.O. Todo finaliza con dos representaciones teatrales de obras católicas que se centran una en la conquista española y otra sobre el triunfo del Arcángel Miguel sobre el Demonio.

www.guiadebolivia.com.ar ©

 

Potosí

www.guiadebolivia.com.ar ©

Oruro

www.guiadebolivia.com.ar ©

Santa Cruz de la Sierra

www.guiadebolivia.com.ar ©

Sucre

www.guiadebolivia.com.ar ©

Salar de Uyuni

www.guiadebolivia.com.ar ©

 

La Paz

www.guiadebolivia.com.ar ©

 

 

Cochabamba

www.guiadebolivia.com.ar ©

Tinku

El tinku (o tinkus) es una ceremonia tradicional prehispánica que se practica anualmente a partir de los 3 de mayo (Corpus Christi o Fiesta de la Cruz), principalmente en la localidad de Macha, sur del departamento de Oruro y norte del departamento de Potosí, Bolivia aunque también se practica en las poblaciones de Ocuri, Pocoata y la provincia de Chayanta del norte de departamento de Potosí, Bolivia.

La región de Macha se encuentra a 3500 msnm, a una distancia de 165 km. de Potosí y 192 km. de Oruro.

La palabra tinku significa “encuentro” en quechua y “ataque físico” en aymará y tal vez los dos significados juntos sean los que mejor definan esta práctica ancestral boliviana.

Esta ceremonia es originaria de la zona donde habitan las comunidades quechuas de los laimes y los jucumanis y en ella se mezclan tradición, costumbre, filosofía, música, danza y, fundamentalmente, capacidad física y destreza. El tinku se trata de un enfrentamiento físico hecho cuerpo a cuerpo entre los combatientes, quienes son los warakkaku y los makhanaku.

En la actualidad el tinku es también un tipo de danza y música, y los tinkus son formaciones del  Carnaval de Oruro, así como lo son las comparsas en los carnavales de Brasil.

Según la tradición el combatiente vencido debe derramar su sangre en señal de ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra) para que ese año la cosecha sea abundante. Esto hace que, muchas veces, la comunidad exija que el sacrificio sea mayor al que el combatiente vencido está dispuesto a hacer ya que en él (sacrificio) está en juego la cosecha anual de todos y, en consecuencia, el futuro y la seguridad de la comunidad. Rara vez los heridos concurren al médico ya que lo consideran un gesto de debilidad. La gravedad de algunos heridos y la falta de asistencia médica hace que en muchos casos los cuadros de las lesiones se compliquen.

También existen ritos ceremoniales entre los integrantes de la comunidad que se efectúan entre grupos en donde también participan mujeres y niños. Estos ritos ceremoniales son danzas con sus atuendos característicos pero debido al exceso de alcohol, como la chicha, muchas veces ocurre que se arman verdaderas grescas en las que muchas veces hay heridos de gravedad.

En los últimos años las peleas son supervisadas por “el cacique” y “el alcalde mayor” a su vez que también lo hace la policía local y una “policía civil” organizada por la misma comunidad y, de esta forma, garantizan que esta práctica ancestral no termine trágicamente. Asimismo se ha reglamentado la forma de pelear y hay prácticas prohibidas, tales como arrojar piedras, el uso de boleadoras incas, azotes y  lazos pero, y a pesar de estas restricciones, el tinku sigo siendo una práctica peligrosa que, en muchas ocasiones, deja víctimas con graves lesiones y, en algunos casos, fatales.

Los participantes llevan en sus cabezas una especie de cascos hechos de cuero, posiblemente copia de los que los originarios practicantes del tinku vieran en los soldados españoles, ñuckus (manoplas de cuero) en sus manos y anillos con los que hieren a sus contrincantes hasta hacerlos sangrar. La pelea es a los golpes y muchas veces termina en desmayos y con heridas graves.

Cuando el tinku es entre dos bandos opuestos existen los alasaya (los de arriba) y los masajaya (los de abajo). Para quien no conoce este rito parece una pelea entre dos bandos guerreros pero, en realidad, es un rito de unión que, lejos de separar, une a la comunidad. En el tinku hay dos elementos en direcciones diferentes: tincuthaptatha, los que van y los que vienen. El tinku no persigue que un elemento venza al otro ya que la pelea es una muestra “a la vida” y no persigue “la muerte”. La filosofía del tinku es que de la oposición nace la vida.

Antiguamente se daba el tinku en un estado de embriaguez y machismo que terminaba salvajemente y, en algunos casos, hasta con demostraciones de canibalismo. Cuando caía un herido, los del grupo opuesto lo capturaban y lo llevaban a un sector donde era castrado y si era mujer le cortaban sus pechos. Actualmente no existen estos casos extremos pero sigue siendo una práctica peligrosa y, en algunas ocasiones, con finales fatales.

Existen también provocaciones y acusaciones personales y espontáneas, la mayoría de las veces inventadas o con el própósito de iniciar una pelea,  y generalmente exacerbadas por el exceso de chicha, tales como “Tu que me has robado mis animalitos!!!” o “Que tú has mirado mal a mi mujer!!!” que hacen que la pelea entre dos individuos sea un hecho en la páctica inevitable ya que rehusar a hacerlo (luego de recibir una provocación) es considerado un acto de cobardía. También hay quienes esperan la fecha del tinku para ajustar cuentas pendientes o pedir un resarcimiento.

Muchas veces estas verdaderas batallas campales terminan a los piedrazos (a pesar de estar prohibido) y quienes quedan en el campo junto con los muertos y heridos son los vencedores. A partir de allí se hacen festejos que pueden durar hasta un mes. Según cuentan algunos, los cadáveres son enterrados de noche para burlar la ley ya que al día siguiente la zona de la batalla no muestra ningún signo de haber sido escenario de tan cruel combate y un pacto de silencio sella las bocas de vencedores y vencidos iniciando un nuevo día sin rencores.

www.guiadebolivia.com.ar ©